Origen
En 1511 los dominicos residentes en La
Española hicieron estallar lo polémica sobre la justicia de la Conquista de
América, al cuestionar el modo en que los aborígenes eran tratados por los
españoles. (Sermón de
Antonio de Montesinos )
El Requerimiento fue la primera
respuesta oficial de la Corona a esta cuestión.
Tan fuertes fueron en España la
resonancia de esta polémica, que incluso se pensó suspender la gran expedición,
que con apoyo de la Corona, debía dirigir Pedrarias de Ávila en 1513 con destino
a Tierra Firme. De hecho no salió la expedición hasta que se le entregó
el texto al Adelantado. Fue la primera exploración en la que se formalizó la
lectura del Requerimiento.
La redacción fue encargada a un oficial
de la misma Corona, con toda probabilidad el jurista y consejero real Juan
López de Palacios Rubios, quien en situaciones semejantes se había encargado de
sustentar la justicia de las empresas reales.
Desde la fecha de su creación, cada
Conquistador estaba obligado a llevar en su bagaje ese documento en cada
expedición de descubrimiento y conquista, aunque de hecho, ya antes de la
creación de este documento, había Conquistadores que utilizaban una fórmula similar.
Contenido, fundamento y puesta en
práctica del Requerimiento
El Requerimiento era en esencia un
texto de nueve puntos establecido como una llamada razonada al sometimiento
indígena sin necesidad de enfrentamientos.
La exposición y argumentación venían
plasmadas en un escrito redactado en castellano que, mediante intérprete,
debían leerse al nativo al comienzo de una empresa de Conquista.
Contenido
El documento contiene una referencia a
la historia del mundo desde su creación por un Dios único y una exposición del
establecimiento del Papado, que conduce a describir la donación hecha a los
Reyes de España de las islas y Tierra Firme por el papa Alejandro VI.
En su parte medio
el documento requiere que los indios
acepten dos obligaciones. La primera es reconocer a la Iglesia como
gobernante y superior de todo el mundo y al alto sacerdote llamado Papa y en su
nombre al Rey y a la Reina Juana en su lugar como superiores, señores y reyes
de todas las islas y Tierra Firme del Mar Océano en virtud de dicha donación.
La segunda es permitir que se les predique la fe.
Finalizaba
con una exhortación formal a los aborígenes de que se sometieran a su
nuevo señor y adoptasen el cristianismo. Si los indios aceptaban se les
respetarían sus costumbres, propiedades y haciendas, pero si se negaban se le
amenazaba con guerrear contra ellos con todos los recursos y despojarles de sus
propiedades y reducirles a la esclavitud, incluyendo a las mujeres y niños.
Tras la
lectura, un escribano debía levantar acta notarial sobre la ejecución -conforme
a las instrucciones- del Requerimiento, dejando constancia de que los indios
habían sido advertidos. Ese formalismo burocrático, ese legalismo que
llevaba a levantar un acta notarial por cualquier hecho de cierta importancia,
aunque este sucediera, como es el caso, habitualmente en medio de una selva, o
antes de una batalla, era un rasgo característico del espíritu español de la
época.
Levantada el
acta notarial, se les concedía a los indígenas un tiempo para que pensasen en todo esto y, si lo
aceptaban, pasaban a ser cristianos y súbditos del Rey y no había guerra. Si lo
rechazaban, se les haría la guerra. No había más alternativas.
Fundamento
La fuerza legal del documento se basaba
en que el Papa, puesto en el poder por Dios mismo, había delegado el poder en
las nuevas tierras al rey de Castilla, tanto para que ejercitase el poder
temporal como para que cuidase de la conversión de los habitantes a la fe de
Cristo. El rey de Castilla tenía, pues, no sólo el derecho, sino también el
deber de ejercer ese poder que le fue delegado por el Papa, en interés general
de la cristiandad; y de ahí se desprendía la legitimidad de la Conquista, aun
de la guerrera, pues se trataba de una nueva cruzada. El responsable de
llevar a término la acción, fuera cual fuera, era el Adelantado (el
Conquistador), quien recibía la autoridad del Rey.
Puesta en práctica
No hay más que ver el detalle del
Requerimiento para comprender fácilmente que en la práctica pudieran sucederse
todo tipo de anécdotas y abusos por parte de los Conquistadores.
La mayor de las veces no se
disponía de traductor del documento de modo que los indígenas observaban
azorados y sin entender ni una palabra la lectura de semejante requerimiento; o simplemente se leía
sin preocuparse de que prestaran la más mínima atención; y en otras ocasiones
los Conquistadores leían el documento a varios kilómetros de la aldea que
pretendían tomar, para no tener así ninguna respuesta y poder actuar contra
los vasallos rebeldes.
A veces no hubo tiempo ni para para
traducirlo porque el indígena atacaba de inmediato. En otras ocasiones se
suscitaban cuestiones difíciles de responder por los mismos
Conquistadores. No faltaba el aborigen listo que preguntaba por ese Papa que donaba unas tierras que no eran
suyas, o comentarios como que muy bien que lo de un solo Dios,
gobernador de cielo y tierra, pero que el Papa debía estar borracho cuando entregaba lo que no era suyo, y que
el Rey más loco por aceptar lo del borracho y que se acercara a allí a tomar
las tierras que le pondrían la cabeza en un palo.
Ni que decir tiene que, si se quería,
excusas para empezar a guerrear, las tenían después del discurso del
Requerimiento.
Extinción del Requerimiento
El Requerimiento desapareció
formalmente en 1542, cuando se promulgaron las Nuevas Leyes de India, y a través de unas ordenanzas en 1573 se sustituyó por
una invitación a someterse,
explicándole las ventajas que obtendría de ponerse bajo la tutela de la Iglesia
y de los Reyes de España; incluso se cambiaron los términos, ya no se hablaba
de conquistar, sino
de pacificar.
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